martes, 24 de noviembre de 2015

Madres y padres, es vuestra hora



MADRES Y PADRES, ES VUESTRA HORA.

Echo la vista atrás y soy incapaz de calcular el número de talleres educativos que he hecho en estos 20 años dedicándome a concienciar a todo tipo de personas de que cambiar a una vida mejor es posible simplemente incorporando unos hábitos de vida adecuados.

Me he recorrido buena parte de los colegios e institutos de la provincia sensibilizando contra la droga, la anorexia o la bulimia, los embarazos no deseados o las enfermedades de transmisión sexual.

He tenido que enfrentar situaciones de mucho estrés (aunque por fortuna muchas más alegres y positivas), alumnos amenazantes, fugas de clase masivas, complots para estropear el taller, burlas de todos los sentidos… pero lo que más daño me ha hecho ha sido encontrarme, a la salida, los folletos informativos que les reparto tirados en el suelo.

Aunque de lo que yo hablo les interese a todo el mundo, algunos no son capaces de verlo, se piensan por encima de las circunstancias, o que nunca les afectará, o que si llega el momento ya se las apañará. Paradójicamente, a esta gente que le da igual la información es precisamente quien más la necesita.

Me duele mucho ver la información tirada por el suelo. No solo porque ni siquiera estas personitas hayan querido utilizar una papelera, eso duele, pero no tanto como pensar que les da igual la información, y que esa información nunca llegará a sus casas.

Muchas veces yo sé que la información que les facilito por escrito no la van a leer, pero guardo la secreta esperanza de que esos papeles caigan en buenas manos, y que terceras personas, hablamos de madres y padres, puedan darse por enterados. En la inmensa proporción de los casos no sucede así. Doble fracaso.

La gravedad del asunto radica en que hay ciertas problemáticas que sólo se pueden prevenir y trabajar desde el hogar, desde la familia. Pero el hogar, la familia, no dispone a veces de información sobre qué hacer o cómo actuar. Y por lo tanto nuestro esfuerzo en cambiar el mundo se topa con el muro de una información que no llega a los padres/madres y por lo tanto, la prevención pierde fuerza e, incluso en ocasiones, pierde su total sentido.

¿Acaso un niño va a decidir el menú de la casa? ¿Si una niña nunca aceptará que tiene problemas de anorexia cómo va a dar la señal de alarma? Uno de los síntomas contra el acoso escolar es la vergüenza ¿cuánto más aguantará ese niño o niña antes de contar lo que le pasa? ¿Quién establece la base emocional de los más pequeños sobre la que se edificará su autoconfianza y autoestima para el futuro? Siempre, siempre, SIEMPRE, serán los padres y las madres quienes puedan, con una buena gestión, adelantarse a estos conflictos y ponerles remedio. Pero para eso hay que estar informados. Y la información no llega, se queda tirada en el suelo.

Cansado de esa frustración, decidí hace poco tiempo poner en marcha la “Universidad de padres y madres”, una iniciativa que pretende paliar estos déficits de información en los hogares, aunar esfuerzos en pro de un objetivo común: conseguir una convivencia feliz de la familia evitando la aparición de ciertos problemas fácilmente previsibles.

Hasta ahora pocos son los centros, y las AMPAS, que han decidido poner en práctica esta iniciativa, pero quien lo ha hecho se ha mostrado ampliamente satisfecho y nos ha solicitado ampliar las acciones formativas.

Las escuelas de padres hacen una labor estupenda, pero muchas veces se quedan cortas porque hay tantos temas de los que hablar que no se puede profundizar en todos, o bien la metodología es la tradicional charla. Nosotros apostamos por tratar un tema en cada sesión, profundizando en todas sus facetas, aportando consejos útiles y al alcance de la mano, explicando todo paso a paso y utilizando técnicas tan dinámicas como efectivas.

Amigos padres y amigas madres, en estos tiempos que corren padres y madres debemos esforzarnos más todavía, si cabe, en estar pendientes de nuestros hijos. Pero no sólo de las notas o de si son obedientes o traviesos. Su salud, su bienestar y el de toda la familia en general también son de vuestra incumbencia. La tarea no es difícil, nosotros podemos ayudarte.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Proyecto: Menos drogas, más TÚ



MENOS DROGAS, MÁS TÚ

                Los tiempos han cambiado, especialmente desde la aparición de las Nuevas Tecnologías. Estamos en un mundo nuevo. Las viejas recetas ya no sirven. La juventud ya no reacciona del mismo modo ante las campañas tradicionales de prevención, están saturados de información tanto que en muchas ocasiones pierden el interés, se pierde la inocencia antes, los sistemas familiares también están cambiando, y la forma de ver la vida. En una sociedad nueva hace falta una nueva forma de afrontar los retos y eso supone trabajar la prevención desde otros puntos de vista.

                En Tindaya Educación apostamos por reinventar la manera de trabajar en la prevención, incorporamos enfoques creativos, innovadores y vivenciales a nuestros proyectos, con el objetivo último de conseguir llegar a las personas receptoras en cualquiera de las circunstancias. 

                Como ejemplo de esta forma de trabajo quiero hablaros de un proyecto que se estamos desarrollando en los institutos de secundaria de la provincia de Alicante gracias a la Diputación de Alicante, el proyecto “Menos Drogas, Más Tú”.


                Este proyecto es la suma de las aportaciones de profesionales de diferentes ámbitos, cada uno en su especialidad:
-       Animadores socioculturales
-       Artistas
-       Psicólogos
-       Trabajadores sociales
-       Profesores de secundaria

                El producto final, creo, resulta de lo más completo e integral. El proyecto combina información, juego, teatro, clown, nuevas tecnologías y reflexión.

El proyecto consta de tres sesiones:

Primera sesión:
Toma de contacto con el grupo y ofrecer una información impactante y desconocida que les invite a una reflexión interna. Para ello utilizamos una dinámica-concurso: ágil, divertido y participativo que les ayude a reflexionar.



Segunda sesión:
Teatro Foro. Se representan escenas de situaciones fácilmente reconocibles por los chavales y que desembocan en un conflicto que hay que resolver.  Las personas participantes suben al escenario, o bien desde el público, y ofrecen soluciones al conflicto.  Este método es muy útil para trabajar los recursos de protección y ofrecer herramientas preventivas (habilidades de actuación).
Tercera sesión:
Cerramos el ciclo con una puesta en común donde las personas participantes puedan hablar sin condiciones sobre lo que les ha parecido el proyecto, emociones y vivencias….  Además ofrecemos alternativas al ocio de consumo de alcohol. Y por último ponemos un broche de humor al taller con  un espectáculo de clown en donde se resume todo lo desarrollado en las sesiones.
El humor resulta una herramienta muy eficaz para remarcar aquellos mensajes que queremos que queden claros, para atraer su atención frente a recursos y herramientas y para restar ansiedad  a los participantes ante tanta información y reflexión.

                A todo lo anterior debemos añadir algunas características más que complementan el proyecto y que ofrecen unas garantías de calidad:
- Pre y post test que nos da datos del impacto sobre los asistentes.
- Buzón de dudas, por email y físico.
- Página web de consulta y contacto anónimo con nosotros.
- Coordinación y evaluación interna y externa (centros educativos).
- Topo/infiltrado que facilita el trabajo con los chavales.
                                                              
                Los resultados hasta ahora están siendo muy positivos, de lo cual nos alegramos porque significa que, por suerte, estamos haciendo el mundo un poco mejor.

martes, 10 de noviembre de 2015

La prevención a escena - Jornadas provinciales sobre adicciones



LA PREVENCIÓN A ESCENA

Este es el título de mi exposición el pasado día 4 noviembre 2015 en las IV Jornadas formativas sobre conductas adictivas que organiza cada año Diputación de Alicante.

Desde Diputación tuvieron la gentileza de invitarme a participar en las mismas. No sabían en el jardín en el que se estaban metiendo. Después de aquello nada quedaría igual.

Participar en unas jornadas formativas para profesionales o especialistas como expositor es algo que impresiona un poco. Pero el hecho de que alguien haya pensado en nosotros para hacerlo motiva mucho más.  No hay duda de que la satisfacción de uno mismo por el trabajo bien hecho es importante, pero también lo es que desde fuera sepan valorar ese trabajo y aunque peque de soberbia, quiero interpretar esa invitación como un reconocimiento al trabajo realizado. Si es así, muchas gracias a quien corresponda.


Aunque el mérito me lo quiera quedar yo, el proyecto “Menos Drogas, Más Tú” (que presentamos en las jornadas) es el resultado del magnífico trabajo de un elenco de profesionales de primer nivel que han puesto tanto esfuerzo y cariño como yo en el mismo. Y qué mejor momento que éste para agradecer tal implicación a Vicky, Susana, Helena, Miriam o Pablo, o lo que es lo mismo, a Clown Destino Teatro, Teatro Gingko Biloba y a Helena Rincón Psicóloga.

Los educadores/formadores nos cansamos de repetir todo el tiempo que hay que enseñar con el ejemplo. Y esa fue la razón por la que, tras el ofrecimiento de Vicky, nos pusimos a pensar cómo hacer ver al público  nuestra filosofía de trabajo innovadora, creativa y vivencial. Y sin saberlo, ahí mismo teníamos la respuesta: haríamos una intervención creativa, innovadora y vivencial con un ejemplo de nuestro modo de actuar en el proyecto sobre drogas. 


Repetiríamos la técnica del topo, topa en este caso, y Vicky se infiltraría entre el público para interrumpirme con preguntas que me obligarían a remarcar aquellos puntos importantes que yo quería que quedaran claros entre los asistentes. A través de la técnica de las interrupciones conseguiríamos activar las emociones del público mientras aportábamos información importante y mostrábamos una nueva estrategia de trabajo. Justo lo que pretendíamos con la exposición.

Del dicho al hecho hay mucha diferencia. Entre los nervios de hablar ante un público tan selecto, disimular las interrupciones tratando de que no se notara que estaba todo preparado y calmar los ánimos de una parte del público que no comprendía la situación… fue difícil mantener la postura. Sin embargo, todo salió bien. E incluso terminamos la intervención con una demostración de clown a cargo de la siempre espectacular Protona, otro de los recursos que utilizamos en el proyecto, que cambió la indignación del público por las sonrisas y los aplausos.


Yo no soy el más objetivo para valorar el resultado de nuestra intervención, pero el aplauso espontáneo cuando se descubrió la topa, las numerosas personas que se acercaron a lo largo del día para felicitarnos y los comentarios recibidos a través de las redes sociales me hacen sospechar que no lo hicimos del todo mal.

Creo que, como mínimo, la idea que queríamos transmitir se ha entendido bien: dejar atrás las viejas recetas para poner en marcha nuevas formas de trabajar la prevención.

Espero que nuestras ideas hayan podido servir a mucha gente para inspirarse y reinventar sus métodos de trabajo y que, todos juntos, consigamos construir un mundo un poquito mejor cada día. 

lunes, 2 de noviembre de 2015

Una década en la memoria



UNA DÉCADA EN LA MEMORIA

Recuerdo como si fuera ayer la mañana en la que María José, de la concejalía de Sanidad del Ayuntamiento de Santa Pola, me llamó a la oficina y me preguntó si quería organizar un taller para prevenir el deterioro intelectual en personas de la tercera edad. Han pasado 10 años desde aquella conversación.

Una década después, el taller de la Memoria de Santa Pola sigue tan joven y fresco como la primera vez. En el año 2005 no había muchos precedentes de este tipo de talleres, el de Santa Pola fue pionero en la provincia, y sigue siéndolo en su estilo.

Al no existir modelo en el que basarnos decidí jugar fuerte, y diseñar un taller siguiendo mi criterio, mis principios y mi imaginación. Fue todo un éxito.

Simplemente había que ir al meollo de la cuestión: el cerebro, con los años, se envejece y pierde funcionalidad, y las personas, con los años, envejecen y entristecen. Jamás, por mucho esfuerzo y recursos empleados, jamás (repito) un cerebro triste podrá lucha contra el deterioro de la edad y de la memoria. Lo tuve claro desde el primer momento: un taller de la memoria para la tercera edad no debía consistir únicamente en ejercitar el músculo, es fundamental también motivarlo, alegrarlo, energizarlo. Alegrar el alma de las personas participantes ayudaría a reactivar también sus cerebros y sus ganas de recordar.
Lo llamamos taller de la memoria, pero se trata de algo mucho más complejo. Se trata de un taller integral que persigue el bienestar y la calidad de vida de sus usuarios.

Las personas pertenecientes al colectivo e la tercera edad tienen unas características específicas que son, en muchos casos, la razón de sus problemas. Y todo está tan interrelacionado que no podemos pretender, si de verdad queremos ayudar a esta gente, resolver un problema (como el de la pérdida de la memoria, por ejemplo) sin interceder ante otros inconvenientes (como el aislamiento social, la falta de autoestima, carencia de ciertas habilidades personales y sociales, etc.).

El cerebro no se deteriora única y exclusivamente por el paso de los años. El cansancio después de toda una vida a la espalda, sentirse en inferioridad de condiciones y achantarse ante la necesidad de hacer algo, sentirse un estorbo, no salir de casa en todo el día o no tener con quién compartir tiempo y conversación, ansiedad ante la situación personal o la impotencia de no ser capaz de hacer determinadas cosas, la tristeza, la falta de ganas por enfrentarse a retos nuevos o no querer hacer cosas por miedo al fracaso o por no querer molestar… todas estas circunstancias que afectan a nuestros mayores también influyen muy decididamente en el funcionamiento del cerebro, pero no se suelen tener en cuenta a la hora de programar una actividad para mejorar la memoria.

Todos los talleres de la memoria que conozco se centran únicamente en trabajar  las distintas áreas mentales (cálculo, lenguaje, atención…) pero se olvidan de otras muchas áreas humanas imprescindibles: la autoconfianza, la motivación, la ilusión por vivir, el ánimo, … Caemos en el error de pensar que estamos ayudando a las personas mayores por conseguir que puedan recordar un texto de memoria o resolver una raíz cuadrada en pocos segundos,  sin embargo de poco o nada servirá eso en sus vidas si luego no disponen del ánimo o la posibilidad de aplicar ese desarrollo mental en sus vidas, con sus seres queridos,…
Y después de toda esta reflexión llegué a la conclusión de que el proyecto de trabajo en la mejora de la memoria de las personas mayores no podía únicamente centrarse en números y letras, y que era necesario añadir emociones, consejos, sonrisas, motivaciones, caricias, alegría y tratar de hacer a la gente más feliz. Así vio la luz un taller integral para la salud de las personas, un taller de la memoria y del alma,  un taller del bienestar.

Mucha gente cree que esta forma de trabajar supone una pérdida del objetivo central y hasta una pérdida de tiempo. Pero la realidad es que 10 años después, el taller sigue realizándose año tras año, que todavía siguen asistiendo personas desde la primera edición, que hay alumnos y alumnas que asisten con fidelidad cada jornada, que a pesar de hacer dos turnos sigue habiendo lista de espera y que la participación cada año crece.

Estamos muy felices de este dulce cumpleaños, diez ediciones haciendo feliz a la gente, diez años recuperando memorias, recuerdos y sueños. Estamos de celebración porque pocos talleres tienen tanta continuidad manteniendo el mismo alto interés por parte de las personas participantes. Este año es especial, celebraremos por todo lo alto esta "década en la memoria".

Pero por encima de estadísticas y resultados, lo que de verdad me hace sentir orgulloso y convencido de que el trabajo que estamos realizando es bueno son los comentarios de usuarios y usuarias del taller que en cada  edición, al final de cada sesión, se me acercan para abrazarme y darme las gracias: “me has devuelto las ganas de vivir”, “si no es por este taller me pasaría las tardes encerrada en casa”, “estoy deseando que llegue el día del taller para venir”, “en este ratito me olvido de las penas y los problemas”, “gracias por ayudarme a salir de mi depresión”… y no son solo las palabras, es también la mirada, la forma de abrazarte, el tono de la voz… con esa satisfacción me marcho a casa sabiendo que el trabajo está bien hecho,  que hemos conseguido mejorar la vida de estas personas un poco.
Que la sociedad es un poco mejor ahora.

miércoles, 21 de octubre de 2015

Si lo hacemos... lo hacemos bien.



Era el año 1998 cuando el destino reunió a un grupo de jóvenes en un curso sobre animación sociocultural. Algunos de nosotros ni siquiera sabíamos eso de sociocultural lo que significaba. Pero pronto supimos identificarnos perfectamente con ese movimiento de ideas.

Trabajar aspectos sociales desde la participación de las personas. Rápidamente hicimos nuestra la filosofía de la animación sociocultural, muy poco conocida por aquellos tiempos.

Teníamos la formación, teníamos la motivación, teníamos las ganas … No podíamos permitir que todo eso se perdiera una vez diéramos carpetazo al curso. Con todo lo acumulado debíamos hacer algo, era el destino que nos había juntado y tenía reservado algo especial para nosotros.

No pasó mucho tiempo hasta que la primera versión de Tindaya (Tindaya Animación) vio la luz. Una asociación compuesta por gente joven, dispuesta a trabajar con ilusión y aportar nuestro granito de arena a la consecución de un mundo mejor. Sólo nos pusimos un límite: si lo hacemos, lo hacemos bien.

Cansados de ver cómo se ponen en práctica iniciativas sin sentido, con poca repercusión social; hartos de comprobar cómo la animación se entendía como un pasatiempo sin ningún interés educativo o social; decepcionados de ver cómo el mundo entero tenía sueños de construir una mejor sociedad y que todo se quedaba en eso, en un sueño… Nosotros debíamos ser diferentes.

Y por eso Tindaya representa, todavía hoy, el anhelo de un grupo de personas cansadas de la teoría que nunca llega a la práctica, gente que quiere romper la barrera que divide lo ideal de lo real porque sabemos que es posible cambiar las cosas. Queremos cumplir el sueño de mejorar la sociedad, de hacer a la gente más feliz. Y ¿qué mejor forma que a través de la animación social?

Casi 20 años después han cambiado muchas cosas: todos los que compartían ese sueño conmigo están ahora en otros menesteres, la asociación se disolvió, y resurgió más tarde como Tindaya Educación (dentro de la mercantil La Petita Escola), la crisis económica le afectó gravemente, pero… pero a pesar de todo, aquí sigue Tindaya Educación más viva que nunca.
En este tiempo habrán cambiado muchas cosas, pero si de algo puedo sentirme orgulloso es que Tindaya mantiene intactos sus principios y valores del primer día. Que ahora sea una empresa no significa que tengamos que “mecanizar” los servicios, ni trabajar sin sentimientos, ni que el dinero sea la única ganancia posible.

Siempre he pensado que los valores son fundamentales en todos los ámbitos de la vida, también en el empresarial. Sin valores nos echamos piedras sobre nuestro tejado, perdemos dignidad y dificultamos el avance social.

Con estas premisas Tindaya Educación sigue comprometida en trabajar de forma intensa y productiva en mejorar la vida de todas las personas que nos acompañen. ¿Por qué? Porque nos gusta lo que hacemos, porque nos parece que es necesario, porque sabemos que es posible cambiar las cosas.

         Queremos contribuir a hacer personas mejores, y a mejorarnos nosotros mismos con las personas.

         Si perdemos de vista la vertiente humana y social de este trabajo corremos el riesgo de convertirnos en simples comerciantes de trastos; perderíamos nuestros valores para llegar a ser una empresa comercial como cualquier otra. Y habríamos vuelto a la teoría que nunca llega a la práctica y a lo ideal que nunca pasa a ser real.

         Tindaya Educación siguió, sigue y seguirá siempre manteniendo sus valores:

-        Le preocupa la sociedad y trata de mejorarla en lo que puede.
-        Mantiene firmes sus principios y valores.
-         El beneficio obtenido no es únicamente económico, también se enriquece de la satisfacción por el trabajo bien hecho, de la felicidad por ayudar a la gente, del crecimiento personal gracias a las experiencias vividas, de lo apasionante que resulta comenzar cada nuevo proyecto... en resumen, disfrutamos de este trabajo tan especial.

Tindaya nació para tratar de mejorar la sociedad, y hoy sigue apostando por construir un mundo mejor.

martes, 20 de octubre de 2015

Ilusión y buenas perspectivas

Hola a todo el mundo.

Después de innumerables horas filosofando sobre mis percepciones del mundo que nos rodea gracias al feedback que me ofrece trabajar abierto a la sociedad, he decidido que era hora de reflejar esas conclusiones y formas de ver la vida en este pequeño rincón.

Resulta muy apasionante poder conocer, conversar y aprender de las docenas de personas con las que me cruzo por mi trabajo. Todo el mundo tiene algo que aportar, todos tienen algo que decir, una experiencia acumulada, unos conocimientos adquiridos, y una vida que contar. Y yo les escucho, porque la completa sabiduría (si es que se puede obtener en alguna ocasión) proviene precisamente de la suma de las pequeñas sabidurías humanas.

Cada persona aportamos nuestro granito de arena y de este modo acabamos formando una gran montaña de experiencias vitales, de momentos inolvidables y de aprendizajes únicos.

Me siento enormemente orgulloso y feliz de poder trabajar en loque trabajo, de que el destino me permita asomarme a la vida de tantas personas que tienen tanto que ofrecerme, y aprender de ellas. Y me siento tan en deuda por ello que me parece la mejor idea de todas poder abrir este nuevo canal de comunicación donde poder compartir con todos vosotros/as las vivencias, enseñanzas y experiencias que este -mi bonito- trabajo me ofrece cada día.

Cuando de verdad te gusta lo que haces, cuando de verdad te sientes feliz con tu misión, cuando trabajas de corazón, poniendo el máximo cariño y respeto a lo que haces... la gente lo percibe. Aquí no se  trata de trabajar por trabajar, de lo que se trata es de ofrecer lo mejor de uno mismo, porque la misión es importante: mejorar el mundo y hacer a la gente feliz. Ese es mi propósito personal y profesional. Y eso se consigue con empeño, innovación, calidad y mucho cariño. Y es que después de tantos años trabajando en la educación y en lo social, me siento orgulloso de mí, de lo que he logrado, de todos los amigos y amigas que he conseguido en el camino y de todos los buenos momentos que he podido generar en las personas.

Pero esto es el principio. Queda mucho por hacer. Este mundo necesita una buena mano de pintura. Así que aquí estoy dispuesto a prestar mi colaboración. Estoy absolutamente convencido que merece la pena esforzarse por hacer las cosas bien y que eso traerá buenos resultados. Construyendo un mundo mejor.